¿El fin de la pesadilla de Darwin en el lago Victoria?

El lago Victoria saltó a la palestra en 2004 por el documental «La pesadilla de Darwin», que muestra la degradación de la calidad de sus aguas por la introducción y comercialización de la perca del Nilo.

Pero un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Lieja, en Bélgica, ha puesto de manifiesto otros fenómenos preocupantes, sobre todo climáticos. Estos tienen un impacto igualmente importante en la calidad de las aguas del lago.

Situado en África oriental el lago Victoria es la fuente del Nilo y el mayor lago tropical del mundo. Está considerado como uno de los mayores recursos hídricos y pesqueros de África Oriental, y sustenta a más de 40 millones de personas en tres países.

¿El fin de la pesadilla de Darwin en el lago Victoria?

Los problemas de calidad del agua

Voraz depredador que puede llegar a pesar 200 kg, la perca del Nilo es el mayor pez de agua dulce. Su introducción en el lago Victoria en la década de 1950 acabó gradualmente con las especies de peces autóctonas que vivían en el lago, provocando un gran desastre ecológico.

En la actualidad, la población de perca del Nilo sigue siendo omnipresente, pero ha disminuido ligeramente debido a la sobrepesca. Esto ha permitido que algunas especies se recuperen, lo que siempre son buenas noticias.

Lo que es menos conocido es la calidad general del agua del lago. El incremento de la actividad humana en la cuenca llevó a una brusca disminución de la calidad del agua en la década de 1970, principalmente debido a la eutrofización.

La eutrofización del Lago Victoria

El aumento de los aportes de nutrientes (nitrógeno y fósforo) provocó un desarrollo importante del fitoplacton. En particular, las cianobacterias, microalgas azul-verde, pueden ser problemáticas para la salud humana, ya que algunas formas son tóxicas.

Además, el exceso de biomasa de fitoplancton generalmente no puede ser transformada por la cadena alimentaria. Este exceso queda estancado en el fondo de los lagos, creando un fenómeno de anoxia, la ausencia de oxígeno en las aguas del fondo de los lagos, degradando el ecosistema.

Desde la década de 1990 no se había realizado ningún estudio a gran escala sobre la calidad del agua del lago Victoria. Por esta razón el equipo de investigación trabajó durante tres misiones entre 2018 y 2019 para evaluar la evolución del proceso.

¿Está mejorando el Lago Victoria?

Las conclusiones de este estudio muestran que la biomasa de fitoplancton ha disminuido unas siete veces en comparación con la década de 1990. La composición de las especies también ha cambiado de forma sutil.

Lo que parece una buena noticia para el medio ambiente del lago Victoria puede esconder una conexión inesperada. Esto porque, paradójicamente, la cantidad de nutrientes siguió siendo comparable a la de los años 90.

Esta paradoja puede explicarse porque el fitoplancton necesita luz para crecer. Y la cantidad de luz para el fitoplancton depende de la profundidad del agua en la que residen las células del fitoplancton.

Esta profundidad, conocida como capa de mezcla, depende principalmente de la intensidad del viento. Si el viento es intenso, la profundidad de la capa de mezcla es mayor, y las células de fitoplancton pasan menos tiempo cerca de la superficie, donde la luz es más intensa.

El trabajo muestra que las condiciones meteorológicas actuales son más ventosas que en la década de 1990, por lo que la profundidad de la capa de mezcla es mayor y el crecimiento del fitoplancton menos intenso que en la década de 1990

Una conexión inesperada con el Océano Pacífico

Los vientos más débiles de la década de 1990 estaban relacionados con las condiciones imperantes de El Niño. Esta es una oscilación natural del clima mundial que se origina en la circulación atmosférica a gran escala sobre el Océano Pacífico y afecta al clima en todo el mundo.

Esta historia bastante compleja muestra que el régimen climático establecido en el Océano Pacífico afecta a la ecología de un lago en África, ¡al otro lado del planeta!

Más concretamente, muestra que el crecimiento del fitoplancton (y de toda la cadena alimentaria) en los grandes lagos tropicales está fuertemente modulado por el clima. Por lo que la actual mejora de la calidad del agua en el lago Victoria puede ser sólo temporal.

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