El cuidado de la biodiversidad es una urgente necesidad

¿Con cuánta rapidez desaparecen las especies? La respuesta a dicha pregunta no es, en absoluto, exacta. Se desconoce todavía la mayoría de los animales y plantas que están en vías de extinción.

 Para empezar, habría que saber el número de especies que existen. Según John Harte, ecólogo de la Universidad de California en Berkeley, “se ha puesto nombre a alrededor de millón y medio de especies.

Las urgencias en seguridad las atienden los cerrajeros expertos, de igual forma los especialistas sobre asuntos que afectan la biodiversidad están preocupados por dar atención a la urgente situación.

Pero quedan muchas más por identificar; la cifra total es probablemente de cinco a quince millones”. De acuerdo con otras estimaciones, esta alcanzaría los 50.000.000 o más.

Es casi imposible determinar el número exacto porque “la mayoría de las extinciones se producirán antes incluso de que las especies sean denominadas y descritas”, señala el científico Anthony C. Janetos.

La ciencia apenas ha comenzado a descifrar los intrincados mecanismos ecológicos que mantienen en perfecto equilibrio la naturaleza. Si no sabemos siquiera cuántas especies de seres vivos hay, ¿cómo podemos comprender el complejo ecosistema mundial y predecir de qué forma repercutirá en él la pérdida de la biodiversidad?

Si bien los cálculos del ritmo de extinción que hacen los especialistas varían, suelen ser descorazonadores. En los próximos cien años, es posible que alrededor del cincuenta por ciento de la fauna y flora se halle en vías de desaparición.

¿Es necesaria tanta variedad?

¿Debe preocuparnos la pérdida de la biodiversidad? ¿Necesitamos realmente tantas especies? Muchos expertos de renombre sostienen que sí. De ellas obtenemos alimento, sustancias químicas útiles y muchos otros productos y servicios.

 Piense asimismo en los beneficios que pudieran reportarnos los seres vivos aún no descubiertos. Por ejemplo, se ha calculado que 120 de los 150 fármacos principales que se prescriben en Estados Unidos se extraen de compuestos naturales.

 Por consiguiente, con la pérdida de la flora, perdemos también la oportunidad de encontrar nuevos remedios y compuestos químicos. Cada vez que desaparece una especie, desaparece una opción futura; perdemos una posible cura para el sida.

Los ecosistemas saludables desempeñan otras funciones esenciales para nosotros y el resto de los seres vivos, como la producción de oxígeno, la purificación del agua, la filtración de los agentes contaminantes y la prevención de la erosión del suelo.

Por si fuera poco, los insectos polinizan las flores; las ranas, los peces y las aves mantienen bajo control ciertas plagas; los mejillones y otros organismos acuáticos purifican el agua.

Las plantas y los microorganismos dan origen a distintos tipos de suelo. El valor económico de todos estos servicios que nos presta la biodiversidad mundial es inmenso.

Aunque está claro que dependemos de la diversidad biológica, el mundo parece estar sumido en una crisis que amenaza la supervivencia del intrincado ecosistema mundial.

Ahora que empezamos a comprender el importante papel que desempeña tal variedad, estamos provocando más extinciones que nunca. Así pues, debemos frenar como sea este proceso, no solo por el bien del planeta, sino por el nuestro.

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